Había llegado el fin de semana que tanto esperaba, por fin podría cumplir mi sueño de poder ser esclavo durante todo un fin de semana. Tras unas horas de viaje llegue a mi destino, un pueblo muy tranquilo y aislado del ruido y de la ciudad, se respiraba aire fresco, sin duda era el lugar de descanso utilizado por la señora. Había fincas distribuidas por la zona y apartadas las unas de las otras, esta finca en concreto estaba algo escondida y tuve ciertos problemas para encontrarla pero al final di con ella. En su interior había un gran terreno de tierra con un pequeño camino que conducía a la entrada de la casa. Anduve el camino hasta llegar a la puerta principal, toque el timbre y esperé impaciente a que me abriesen, aquí comenzaba mi fin de semana como esclavo a disposición de la señora.